Apasionante y gélida ruta la realizada el pasado domingo por una "piara locos" entre los cuales me incluyo. A las 10 de la mañana, supuestamente para no desafiar en exceso el frío invernal, nos dimos cita (Andrés, Santi, Koko, Cristóbal, Juanlu, Domi, Pitchot, Antonio, José Manuel, Carlos, el presi y un servidor). Los minutos de cortesía habían sido denegados en esta ocasión, aunque al final, por culpa del de siempre hubo que esperar un poco (se le olvidó el casco, la rueda delantera desinflá,... vamos lo que viene siendo un desastre. Agradezco al amigo Ojitu por echarle un cable en las tareas mecánicas a este desalmado,...)
Afrontamos la ruta y tomamos de inicio un carril que discurre a la izquierda paralelo al de Chinares, y nada más comenzar nos encontramos un peaso tractor atravesao que nos hace poner pie a tierra. Mal presagio, en ese momento no caímos en la cuenta, pero parece como si alguien nos quisiese avisar de las penurias que nos depararía la ruta en lo climatológico.
Buen repecho de inicio para entrar en calor, nos dejamos atrás un cortijo por cuya chimenea salía un olor a torreznillos,... bien podíamos habernos quedao con aquel buen hombre sentaícos en un pinete al calor de la lumbre, cacho pan y navaja en mano, metiéndole viajes a los torreznos,... pero no, el espíritu notingan está cambiando, somos capaces de resistir a ese tipo de tentaciones, ya no alternamos tanto en los bares, algunos incluso bebemos cerveza sin alcohol, no le tememos al temporal,... nos estamos profesionalizando. ¡Miedo me da!
Así, ponemos rumbo a Las Peñas de Majalcorón, íbamos que nos saltábamos las "hilás" de 2 en 2, nunca mejor dicho pues por mucho GPS, tuvimos que tirar el tiralíneas por mitad de un olivar, con salto de barranquillo incluido. Hasta ese momento nada presagiaba "la oscurana" que se iba a formar en breve. Ya en las inmediaciones de las Peñas comenzaron a caer las primeras chispas, los más conservadores empezaban a "engorruñir el hocico", y el resto a restarle importancia al asunto: "¡¡¡Aaaaaahhhhh,... amos palante!!!"
Cruzamos la citada aldea y nos retratamos junto a los enormes ripios que le otorgan tan curioso nombre. Carlos, nalgas al aire, emula a la mismísima hormiga atómica.
Descendemos por un arrollado carril hasta dar con la carretera que nos conducirá hasta la Venta Valero y nos meterá de lleno en la boca del lobo a la altura de Lojilla. En ese punto las chispitas se convierten en considerables copos y el suelo resbaladizo comienza a vestirse de blanco para la ocasión.
Descendemos por un arrollado carril hasta dar con la carretera que nos conducirá hasta la Venta Valero y nos meterá de lleno en la boca del lobo a la altura de Lojilla. En ese punto las chispitas se convierten en considerables copos y el suelo resbaladizo comienza a vestirse de blanco para la ocasión.
Allí tomamos un carril a la derecha que se interna en una zona preciosa de monte, bueno lo de preciosa habrá que atestiguarlo en otra ocasión en donde podamos apreciar el más que probable verde manto, pues en esta no hemos podido más que intuir la belleza de dicho paisaje, aunque si que hemos disfrutado de magníficas estampas, se me viene a la cabeza una curva cerrada a izquierdas con una buena rampa, el carril cubierto de nieve virgen y un pino de fondo escoltando una vieja alberca,... Continuamos esta bonita ascensión con algún que otro descansillo y magníficas aunque grises vistas durante algunos kilómetros. La mañana no permite tregua alguna, así que un repechito tras otro vamos posponiendo la hora de la merienda.
Por fin coronamos este primer sector, y ese afán de continuar y sobreponernos al frío hace que un servidor y otros cuantos más nos colemos la escapatoria que monte a través habría de conducirnos hasta Brácana. Finalmente y tras un bonito descenso acabamos en una cortijada en donde dos perdices libres de condena, maldicen su destino ansiando encontrarse en un calentito caldo de puchero. Un huraño personaje, a malas ganas, me indica el camino a seguir en busca de la civilización, y el signo más inmediato de la misma lo encontramos en Fuente Grande. Allí nos tiramos de corteza al primer y único bareto que encontramos. Jefe,... cafés calenticos de punta a punta, unas copicas de arresoli pa calentar el motor, o rosoli como llaman los ruteños, y es que el licorcito era de allí, Duende para más inri. Ahhh... y no tendrá usté por ahí film transparente dese de liar los bocatas no???, exclamaba el amigo Pitchot ante la atónita mirada del personal. Menuda escenita en el bar, precintándonos las pezuñicas, por un momento me hubiera gustado saber que pudo pasar por la cabeza de los más que extrañados lugareños. Aunque la verdad sea dicha, la ocurrencia del amigo McGiver evitó que más de uno a la llegada tuviésemos que echar mano al hacha para eliminar las falanges sobrantes.
De allí emprendimos el descenso hasta Almedinilla y sin detenernos un instante afrontamos la siempre respetuosa subida a Las Caserías por Puente Suárez. De nuevo Pitchot nos ameniza el comienzo con unos chistecillos marca de la casa, entre ellos el del "Gallo Manuel" y otros de su cosecha,... sin duda el crack de la jornada, y en lo deportivo también. Ya a pie de puerto, algunos dicen de esperar a reagruparnos, yo por mi parte continúo a un ritmo suave, pues la hora de comer se echaba encima y ya hacía unas pocas que la jefa me había sentenciado via sms por serle infiel a la aspiradora. Al final el personal sigue tras mía y al poco el cuarteto más en forma en la etapa de hoy me rebasa, Pitchot, Juanlu, Cristóbal y Domingo. Un poco más adelante Koko me da alcance y seguimos juntos un pequeño tramo, aunque decido seguir a mi ritmo y no pecar de excesos en el día de mi reanudación así que poco a poco comienza a alejarse por delante. Así van cayendo los kilómetros hasta coronar Las Caserías. Allí los primeros vuelven tras los pasos del pelotón, Domingo y Koko permanecen en el punto de encuentro, este último tirado en el suelo,... tienes razón compañero, en estas ocasiones aunque haya más gente alrededor uno tiene la obligación de parar, así que espero que disculpes el feo gesto por mi parte de continuar en busca del testuzo de la parienta y de compartir en familia el único almuerzo semanal.
Por lo demás, no sabría deciros el orden en que llegaron los primeros, ni el estado ni vivencias de los demás, simplemente que fue un placer retornar a esos carriles con ustedes, pedalear sobre nevado y nevando (adivinando en más de una ocasión los descensos pues las gafas estaban guarreadas de nieve y barro y los copos me entortaban por no llevarlas), compartir café, copa y precinto, y haceros esperar nuevamente en la parada en el día en que estaba prohibido. Un saludo camaradas.
ufffffffffff.......desde luego..... vaya tela con los Notingam!!!!! yo me habría dao la media vuelta al ver el panorama!!! jejejeje
ResponderEliminarBueno pues parece que sí mereció la pena la salida que tuvisteis a pesar de la climatología de la mañana. Vosotros disfrutasteis rodando por esos carriles y yo he disfrutado leyendo el relato de lo que vivisteis. ¡ Muy buena esa crónica !
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