DESSAFIO DEL JUEVES SANTO

Las seis de la mañana, comienzan a escucharse tímidamente los primeros tambores y cornetas en la "madrugá" alcalaina que hacen que nos pongamos en pié y comencemos a prepararnos para el gran desfile procesional, siguiendo el ritual, cual costalero que tras un año de duros ensayos se dispone a lucir por las calles de su ciudad la imagen de la que es devoto. Lo suyo es fe, lo nuestro también; fe, ilusión, sacrificio, satisfacción,... es por ello que aquellos que comenzaron con esta prueba la bautizaron como el "Dessafio del Jueves Santo", haciéndola coincidir en el calendario con este día,... es la forma que tenemos los aficionados al ciclismo de redimir nuestros pecados, de rendir culto a nuestra pasión y de implorar por un año cargado de éxitos deportivos para algunos o sencillamente de rutas variadas y buena compañía para los demás. La sierra sur se moviliza ante este importante evento, preludio y ensayo del que en Octubre atraerá a deportistas de élite venidos de todos los rincones de la geografía nacional, profesionales del ciclismo, semiprofesionales,... y cicloturistas de todas las edades, y que no es otro que el Dessafio.

Gran participación la mostrada por parte de las diferentes "cofradías hermanas", de los constituidos como tales: Peña Ciclista Alcalaina y Ciclocubín, y de los que aún no somos más que un grupo de amigos con muchas ganas de hacer deporte disfrutando de los bonitos parajes que nos rodean: Mtb Notingan Prisa; así como de todos aquellos que se han enterado de este evento a través de los distintos hilos abiertos en los foros al respecto y han querido sumarse al mismo con su presencia, como los chavales venidos desde la capital del Santo Reino, a los que agradecemos enormemente su participación. El Dessafio ante todo es el referente que nos une, nuestra gran prueba, por la que se nos conoce fuera de la comarca y es por ello que de vez en cuando los amantes a la bicicleta de montaña de la zona hemos de rendirle homenaje. En la presente edición, el Dessafio partirá de Valdepeñas, bonito pueblo que me vió nacer, es por ello que en la jornada de hoy nuestras estaciones de penitencia comenzaban precisamente allí.

La marcha comenzaba con algo de retraso a eso de las 8:30 de la mañana, pues éramos muchos prevenientes de diversos lugares, pero como en todo desfile procesional que se precie, ha de imponerse el orden, el respeto, la austeridad,... y eso es lo que ha imperado hoy, el buen rollo, el compañerismo, la solidaridad. Por eso quienes llegaron primero esperaron a que estuviesemos todos para formar filas; 27 penitentes si mal no recuerdo, entre ellos Chelo, German, Koko, Coleta, Cristobal, Santi, Pitchot, Millo, Manu, Fuentes, Eduardo, Juanlu, Rafa Ramirez, Marchu, Remi, Milla, Valderas, Pile, Jorge Lara, Manolo, Pascual, Eduardo Soler... y otros muchos que ni conozco pero con los que he tenido el placer de compartir sufrimiento en la jornada de hoy. Afrontamos las primeras rampas y con ellas la primera estación hasta el "monte Calvario", esta no es otra que el puerto de Navalayegua; unos 8 kilómetros de durísimas rampas en donde comienza a romperse el paso, los capataces de unas y otras hermandades que insisten en la unidad del grupo. Las vayas del ganado facilitan los primeros reagrupamientos. La gente afronta con ganas este primer puerto, aunque reservándose pues saben que el santo tardará en encerrarse y los primeros síntomas de flaqueza comenzarán a notarse más tarde. Coronamos Navalayegua, delante portando los estandartes de las distintas cofradías los elegidos para tal fin, detrás alumbrando el resto y cerrando filas aquellos que cumplían promesa, pues el destino ha sido caprichoso y en la jornada de hoy las averías han sido de pedales, para que no faltase en cada puerto el penitente descalzo, como mandan los cánones; el primero en cumplir promesa ha sido Germán que ha roto una de las calas a las primeras de cambio y a duras penas ha subido las empinadas rampas. Preciosas vistas primaverales a lo largo de este primer escollo y en la cima un potro desbocado que se ofrece a unirse al grupo procesional para encabezar la marcha. Iniciamos la bajada, haciendo varias paradas. Una de ellas para disfrutar de un monumento natural, un ejemplar milenario, el Quejigo del Amo o del Carbón. Nos retratamos junto a su enorme tronco de 8 metros de perímetro, creo recordar...

Proseguimos la bajada y la naturaleza de nuevo nos invita a parar, un enorme pino derribado cubre todo el carril obligándonos a saltar sobre sus ramas. Antes, el Quiebrajano nos saludaba tímidamente desde una de las curvas del trayecto. Así llegamos hasta el Cortijo Prados. Nuevamente nos sentimos cautivados por el magnífico entorno que nos envuelve; espectacular paraje de pinos en donde reponemos fuerzas. Afrontamos una nueva estación de Penitencia, la subida al Paredón, pasando por Los Alamillos. Varios nuevos sufridores se unen a los que cumplen promesa, primero Alex Valderas que pincha nada más reemprender la marcha desde una gran cascada en donde habíamos parado a fotografiarnos. Poco después un servidor, que tras llenar bidones y quitarse trapos en Alamillos, nada más cruzar la valla del ganado nota que se encasquilla el pedal derecho impidiendo el anclaje. La rotura de una pequeña pieza me obliga a cumplir promesa a mí también. Y así alguno que otro más, cada cual con su cruz. Coronamos el tramo de carril y Germán, Chelo y yo nos fotografiamos sobre el manto virgen que nos regala la recién estrenada primavera. Rápidamente retomamos la marcha para evitar demasiado desorden en el desfile. El tramo de carretera hace que tengamos que apretarnos los machos, pero cumplimos nuevamente el objetivo sin dar aún muchas muestras de fatiga. Por fin llegamos a los aereogenedarores. Allí Arriba nos encontramos con el "aguaor" y este no es otro que José Ramón Anguita, aunque en lugar de botijo traía el coche cargao de refrescos, frutos secos y dulces. En nombre de todos agradezco el gran detalle por su parte. Allí el tiempo comienza a cambiar, de repente el cielo se cubre y un aire frío nos castiga haciendo que las fotos protocolarias se vuelvan una tortura.

Afrontamos la bajada con decisión, otra vez rondamos los 70km/h (68.4 en mi caso para ser más exactos), algunos apuran las frenadas tanto que casi trasponen por el cantón, tal vez derrapados por la cera de las velas de quienes alumbraban delante. Subimos una nueva estación que nos conduce hasta el Puerto Pinatero. Allí el grupo se divide en dos y los diferentes cofrades se despiden, los más en forma continuarán, pasando por sus respectivas casas de hermandad (Alcalá la Real y Castillo de Locubín) y afrontando nuevas estaciones de penitencia (Nogueruelas, Camorra, Chircales,...). Los que aún llevamos menos en esto entre los que me incluyo, así como aquellos a los que el tiempo apremia, retomamos la vuelta por La Fresnedilla, en donde paramos a reponer líquidos, contemplando una bonita talla sobre el tronco de un viejo árbol allí yacente. Los más exentos damos que hablar, yo me retrato al volante de un trasto abandonao y Coleta vuelve a quedarse pinchao en las calas y ha castigarse el otro jamón. Seguimos adelante, pasamos por el Cortijo Carbonerillos, y en una pradera aledaña observamos como un grupo numeroso de senderistas acampan y disfrutan de su particular Semana Santa. Acto seguido iniciamos la subida al puerto de Carboneros, a algunos costaleros la caminata comienza a pasarnos factura en forma de dolores de espalda y por fin culminamos la última ascensión. Caras de alegría para la mayoría, para algunos de indecisión pues creen que aún nos queda más que penar; pero no..., por hoy los santos ya están encerraos, así que ya solo nos queda afrontar la bonita y exigente bajada hasta Valdepeñas por el Cortijo Peñones.

Una vez fuera del paso, volvemos a las andadas, delante comienza un pique fraticida entre Pitchot y un servidor, en una de las curvas le meto la rueda y me cuelo por el interior. La persecución continúa curva tras curva, pero voy midiendo bien las frenadas y trazando éstas con destreza. Un invitado inesperado se cuela en el pique, el amigo Cristobal que se apunta al baile. Los continuos regueros que surcan el carril van haciendo mella y finalmente Pitchot cede ante Cristobal. Un enorme perro sale a nuestro encuentro hasta donde le da la cadena, no sin darnos un buen susto. Así llegamos hasta el punto de partida. Unas pocos fotos de rigor, yo me paro a saludar a unos compadres y ligericos pa casa. Volvemos nuevamente en los coches de Coleta, Pitchot y en la furgoneta de Santi. A las 14:30 hacemos escala en el Bar Madrid. Allí, satisfechos por el día vivido, nos relajamos disfrutando de una cervecita y de unos champiñones rebozaos. 50 km en las espaldas, para algunos 100, pero mereció enormemente la pena, hoy no importaba el orden, sino la unidad del grupo. Hoy, por lo que esta ruta significa, hemos ganado todos.

Gracias a los más veteranos en esto por brindarnos el que podamos disponer y disfrutar hoy de un trazado como este, de gran prestigio a nivel autonómico y casi nacional, y por que con ello no solo habéis dado nuestra comarca a conocer dentro de este mundillo, sino que habéis contribuido a fomentar enormemente este deporte por todos los rincones de nuestra geografía más inmediata. A buen seguro que sumaremos todos nuestros esfuerzos para que esto siga creciendo, en ello estamos. Gracias también a todos los que hoy os habéis dado cita y habéis completado uno u otro trayecto.

Espero que esta edición, con inicio en mi tierra, sea del agrado de todos cuantos participen; atractivo no le falta a un recorrido cargado de senderos, caminos y veredas que discurren por parajes de lo más variopinto y con entornos para no olvidar. Si han disfrutado ustedes la mitad que yo, enhorabuena pues lo han pasado de vicio. Como siempre, un placer poder dedicarles estas líneas.

Todas estas fotos aquí gracias a la labor de nuestro camarógrafo Koko y a los montajillos técnicos de Sergio.