POR TIERRAS DE COLOMERA Y BENALUA II
Bueno señores aquí tenemos la rutaca del domingo, quizás un poco dura para algunos, pero la mayoría disfrutamos, bueno Juanlu te lo has currado...si señor sabiendo llevar a 22 criatura en bici por esos terrenales....
martes, 28 de febrero de 2012
martes, 14 de febrero de 2012
En territorio "ajumao" y con el pellejo "helao".
Cuanto ha de significar una final para el carnavalero si son capaces de desafiar el crudo invierno por conseguir una entradita, pues muy sencillo, tanto como para el bicicletero si es nuestro amigo Juanlu quién planifica una ruta inédita por su añorado terruño.
Un centenar de almas saludaban al alba mientras pelaban la helada en la puerta del Silo el domingo pasado, entre tanto nuestro habitual punto de encuentro yacía huérfano... sin explicación alguna. Sí que la había sí,...... los -10º C que abofeteaban Alcalá a esas horas. "Que fe tienen estos aquí sentaos con las mantas..." pensé yo, que pasé por el Silo antes de comenzar la ruta a ver si quedaba migaja alguna de tan codiciados tickets, que a la postre darán derecho a disfrutar de Borrego y su "espectacular orquesta verbenera" y de nuestro querido Rubio o la "mantillera erasmus número 69", entre otros. Aunque pensándolo bien,... "que fe tiene éste con la bicicleta a estas horas con la que está cayendo", es lo que pensarían todos ellos de mí.
Primera llamadita, "Pitchot... voy de camino, espérame..." Segunda llamadita,... "Soy Gustavo,... ¿dónde estáis?..." y así poco a poco como hormiguitas iban saliendo uno tras otro. Algunos mas valientes o más gili..., según la interpretación de cada cual, nos atrevimos a desafiar la ola polar, y así nos fue,... de camino a Mures se nos helaron hasta los suspiros, el bote parecía que lo habíamos llenado de hormigón, le apretábamos y allí no salía ná, solo se escuchaba crujir el hielo... Otros más cautos, sin duda, decidieron no dar batalla hasta que el Lorenzo al menos les golpeara el lomo y contrarrestara el vendaval de frío, así que el primer tramo hasta Mures lo hicieron en el coche con la calefacción a tope.
Entre unos y otros sumamos una decena, los más tontos (Coleta, Pitchot, Gustavo y servidor), los otros (Juanlu, su cuñao, José Manuel, Manu Bomber, Lolo y Julián). Reiniciamos la salida desde Mures y a la primera de cambio nos tiramos al "verde" en busca de un carril que nos adentre en el matorral. Precioso primer sector, nunca vi una internada tan buena en el monte, era como una autovía "tomillera" que de repente nos conducía a la Hispania de los romanos, esa que dicen estaba cubierta de chaparro y matorral en toda su extensión. Espectacular paraje, que según sugirió alguno, tal vez Juanlu conociera de haber llevado a "careo" a alguna de sus conquistas cuando mozo. Fuera de bromas, era sorprendente y flanqueado en la retaguardia con unas vistas magníficas de Sierra Nevada. Allí nos retratamos e incluso José Manuel hizo sus pinitos como camarógrafo, grabando parte del descenso, el cual nos condujo hasta otra "delicatesem" un quejigo centenario entre olivares, con el alma partida tal vez por ello y sujeta por unas enormes lingas, que según Coleta, experto en la materia, bien podrían tirar de hasta 20 ó 30 toneladas.
Un centenar de almas saludaban al alba mientras pelaban la helada en la puerta del Silo el domingo pasado, entre tanto nuestro habitual punto de encuentro yacía huérfano... sin explicación alguna. Sí que la había sí,...... los -10º C que abofeteaban Alcalá a esas horas. "Que fe tienen estos aquí sentaos con las mantas..." pensé yo, que pasé por el Silo antes de comenzar la ruta a ver si quedaba migaja alguna de tan codiciados tickets, que a la postre darán derecho a disfrutar de Borrego y su "espectacular orquesta verbenera" y de nuestro querido Rubio o la "mantillera erasmus número 69", entre otros. Aunque pensándolo bien,... "que fe tiene éste con la bicicleta a estas horas con la que está cayendo", es lo que pensarían todos ellos de mí.
Primera llamadita, "Pitchot... voy de camino, espérame..." Segunda llamadita,... "Soy Gustavo,... ¿dónde estáis?..." y así poco a poco como hormiguitas iban saliendo uno tras otro. Algunos mas valientes o más gili..., según la interpretación de cada cual, nos atrevimos a desafiar la ola polar, y así nos fue,... de camino a Mures se nos helaron hasta los suspiros, el bote parecía que lo habíamos llenado de hormigón, le apretábamos y allí no salía ná, solo se escuchaba crujir el hielo... Otros más cautos, sin duda, decidieron no dar batalla hasta que el Lorenzo al menos les golpeara el lomo y contrarrestara el vendaval de frío, así que el primer tramo hasta Mures lo hicieron en el coche con la calefacción a tope.
Entre unos y otros sumamos una decena, los más tontos (Coleta, Pitchot, Gustavo y servidor), los otros (Juanlu, su cuñao, José Manuel, Manu Bomber, Lolo y Julián). Reiniciamos la salida desde Mures y a la primera de cambio nos tiramos al "verde" en busca de un carril que nos adentre en el matorral. Precioso primer sector, nunca vi una internada tan buena en el monte, era como una autovía "tomillera" que de repente nos conducía a la Hispania de los romanos, esa que dicen estaba cubierta de chaparro y matorral en toda su extensión. Espectacular paraje, que según sugirió alguno, tal vez Juanlu conociera de haber llevado a "careo" a alguna de sus conquistas cuando mozo. Fuera de bromas, era sorprendente y flanqueado en la retaguardia con unas vistas magníficas de Sierra Nevada. Allí nos retratamos e incluso José Manuel hizo sus pinitos como camarógrafo, grabando parte del descenso, el cual nos condujo hasta otra "delicatesem" un quejigo centenario entre olivares, con el alma partida tal vez por ello y sujeta por unas enormes lingas, que según Coleta, experto en la materia, bien podrían tirar de hasta 20 ó 30 toneladas.
De allí nos dirigimos hasta el segundo punto importante de la ruta, otra internada en el monte, aún en el término de Colomera, que escondía un precioso descenso, a través del retorcido cauce de un arroyo y que nos permitió practicar una variante del bobsleigh, famoso deporte de invierno en el que dos locos se lanzan a alta velocidad dentro de un armatoste que desafía la gravedad mientras se retuerce entre curvas verticales; Pues algo parecido pero con bicicleta, una secuencia de vaivenes semiverticales a diestra y siniestra con repentinos vadenes de 4 o 5 metros de altura que te ponen la adrenalina a mil, y que acaba en una galería "cuasi" impenetrable cubierta de maleza. ¡De locos! Una pasada.
Continuamos nuestro camino dirección al pantano de Colomera, aunque por la exentura de los de siempre, que nos entretuvimos en el "tunel del viento" hubo que hacer un ligero cambio en el guión, así es que saludamos de lejos el pantano y dejamos para otro momento la visita guiada por Benalúa. Tras un ligero tirabuzón sobre el mapa volvimos a retomar el último sendero, impresionante en la bajada, y a cruzar nuevamente el río mojándonos, algunos, los patucos.
En ese punto comenzó la auténtica traca, subidón del quince, nunca mejor dicho, hasta un cortijo que nos sirvió de "aguaero", y repique de tambores en el siguiente tramo, más duro aún, en donde coronamos un cerro de cuyo nombre no quiero acordarme. De nuevo por sendero, y con un tramo final mortal de necesidad, con rampas imposibles, pedrusco suelto,... pero una vez arriba, el simple hecho de volver la mirada y ver de fondo el puente, el pantano y Sierra Nevada al fondo, merecía la pena. En la cima, un frío del carajo, y si desnivel tenía la subida, la bajada lo duplicaba, que locura, cuestión de "güevos", que es lo que diferencia nuestra tortilla de la francesa, que nosotros le echamos más, y vaya si se los echamos sí,... del tirón y a to trapo hasta estamparnos con la alambrada a pie de carretera.
Lo demás era cuestión de volver al punto de partida lo antes posible, pues la hora del arroz se echaba encima, unos a por los coches que habían dejado en Mures y otros hasta Alcalá pasando por Trujillos, Las Parras, Ribera Baja,...
Buenísima ruta, 65km para los que completamos el trayecto desde Alcalá; para mí la más completa, apasionante y técnica de todas las que hemos organizado por estos contornos. Sin duda hay que repetirla y seguir investigando por estos mundos. Un fílón a la vuelta de la esquina. Lástima que esta vez no lo celebramos con la rubia, la ocasión lo merecía.
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